
Resumen de lo ocurrido hasta el momento: Un oscuro misterio. Después de perder el contacto, con la flota de rescate de una nave de exploración de espacio profundo desaparecida, llega a Terrance una misteriosa comunicación. Buscando evitar que el satélite que ha captado la transmisión sea destruido, el capitán Kai Reed envía a dos de sus mejores marines para evitarlo. Durante su misión, son atacados por una desconocida criatura...
Lo que salvó a los sargentos Iseki y Surkov del siguiente ataque de la extraña criatura fue la oportuna llegada de un escuadrón de cazas Storm Locus de la Policía de Terrance. En rápida sucesión, los ocho cazas acribillaron al extraño ser desde todos los lados con mísiles y fuego de ametralladora. Emitiendo potentes y estremecedores rugidos, la craitura cayó a los jardines del exterior del complejo del I.S.C envuelto en una densa columna de fuego...
-Escuadrilla Sl-150, captamos dos IFF ahí abajo, ¿están bien?-preguntó el líder de la escuadrilla de Storm Lotus mirando de reojo el radar de su pantalla de mandos.
-Sí,gracias, Sl-150...-comenzó a contestar Surkov incorporándose con cierta dificultad debido al fuerte golpe.
-¡Atención, pico de energía, esa cosa no está....!-exclamó de repente por radio uno de los pilotos de la escuadrilla.
Aquellas serían las últimas palabras pronunciadas por la Sl-150... Antes de que Surkov o Iseki pudieran reaccionar, ocho láseres delgados como agujas pero con una capacidad perforante aterradora, surcaron el aire desde la zona donde había caido la criatura, seccionando el grueso blindaje de los Storm Lotus como si fueran de mantequilla.
-Santo dios...-balbuceó Iseki sorprendida al ver como la escuadrilla era derribada tan fácilmente.
-¡¡Al suelo!!-exclamó el sargento Surkov de repente, cogiendo de un brazo a su subordinada para arrojarla al suelo.-
Resumen de lo ocurrido hasta el momento: Un oscuro misterio. Después de que perder el contacto, con la flota de rescate de una nave de exploración de espacio profundo desaparecida, llega a Terrance una misteriosa comunicación. Buscando evitar que el satélite que ha captado la transmisión, sea destruido, el capitán Kai Reed envía a dos de sus mejores marines a proteger la transmisión. Durante su misión, son atacados por una desconocida criatura...
Lo que salvó a los sargentos Iseki y Surkov del siguiente ataque de la extraña criatura fue la oportuna llegada de un escuadrón de cazas Storm Locus de la Policía de Terrance. En rápida sucesión, los ocho cazas acribillaron al extraño ser desde todos los lados con mísiles y fuego de ametralladora. Emitiendo potentes y estremecedores rugidos, la craitura cayó a los jardines del exterior del complejo del I.S.C envuelto en una densa columna de fuego...
-Escuadrilla Bl-150, captamos dos IFF ahí abajo, ¿están bien?-preguntó el líder de la escuadrilla de Black Lotus mirando de reojo el radar de su pantalla de mandos.
-Sí,gracias, Bl-150...-comenzó a contestar Surkov incorporándose con cierta dificultad debido al fuerte golpe.
-¡Atención, pico de energía, esa cosa no está....!-exclamó de repente por radio uno de los pilotos de la escuadrilla.
Aquellas serían las últimas palabras pronunciadas por la Bl-150... Antes de que Surkov o Iseki pudieran reaccionar, ocho láseres delgados como agujas pero con una capacidad perforante aterradora, surcaron el aire desde la zona donde había caido la criatura, seccionando el grueso blindaje de los Black Lotus como si fueran de mantequilla.
-Santo dios...-balbuceó Iseki sorprendida al ver como la escuadrilla era derribada tan fácilmente.
-¡¡Al suelo!!-exclamó el sargento Surkov de repente, cogiendo de un brazo a su subordinada para arrojarla al suelo.
Oculto en gran parte por las inmisericordiosas nevadas, una única estructura se encuentra parcialmente en pie, aunque gravemente dañada.
La única estructura fabricada por seres inteligentes.
De la Vía Láctea, al menos...
Quien sabe cuando tiempo atrás, fue un puesto de avanzada en un mundo perdido, olvidado por la misma creación pero ahora ya casi ha desaparecido en medio de la nieve y el tiempo...
Sus corredores vacíos de vida. El sistema de iluminación, destruido o sin energía al apagarse el generador principal. Aunque el frío no es tan intenso como en otras zonas del planeta, las criaturas que lo habitan saben que no deben entrar en lo que llaman la "tumba de la muerte"...
En los vacíos pasillos sin vida, tan sólo quedan cadáveres congelados, envueltos en gruesas crisálidas de hielo. Tan grueso y robusto por el tiempo y el frío que parece casi acero. Tras una aparente eternidad, luces artificiales iluminan los pasillos, sus dueños buscando en la oscuridad.
Las luces dejaron de funcionar hace ya mucho. Gracias a la visión nocturna de sus gafas de combate, los soldados pueden ver de tanto en cuanto, restos de los soportes que un día, identificaban a quien pertenecía la base. El tiempo y el frío cumplieron bien su trabajo, borrando todo rastro de aquellos que ahora descansan envueltos en el frío hielo...
Jonas Zacker, inspector jefe de la comisión de presupuestos, se encontraba aquella agradable tarde, sentado en su cómodo despacho, del nivel 650 de la torre Sur del complejo de torres Manhein,las cuales dominaban el reluciente distrito gubernamental de Nehla, degustando un café de olor dulzón que le acababa de traer su secretaria. Le encantaba su trabajo, cobraba un más que nutrido sueldo y tenía una vista fantástica del distrito gubernamental desde su despacho, además de otros beneficios...
-Señor, tiene una llamada desde un número oculto, ¿se la paso?-esbozó la secretaria de Zacker a través del interfono instalado en la mesa de su jefe.
-Sí-contestó el inspector, imaginándose de quien se trataba, levantándose, al tiempo que se ajustaba su uniforme para darle un aspecto impoluto.
Tras unos instantes, las luces de la sala se redujeron al mínimo al tiempo que se materializaba el holograma de un hombre alto, de complecxión fuerte, cubierto en sombras.
-Señor Zacker...-esbozó el hombre que había realizado la llamada- ¿va bien su trabajo?...
Bajos fondos de Atreides, capital de Ylisen. Sector Norte.
-Por favor, circulen, no hay nada que ver...-sentenció autoritario una de los oficiales de policía presentes en una plaza de un barrio residencial y comercial de aquel sector de la capital de la colonia- no pueden quedarse mirando, por favor, circulen...-sentenció la oficial en tono suave pero autoritario, sin hacer caso de la lluvia que caía desde hacía unos minutos por toda la zona.
-¿Qué tenemos?-preguntó la inspectora a cargo del caso, Tania Monard, una mujer de cincuenta y tres años, pero con aspecto de veinteañera gracias a la sofisticadísima tecnología médica existente.
La medicina actual, permitía a los seres humanos vivir hasta un máxime de 200 años fácilmente. Con cincuenta y tres años, Monard seguía siendo muy joven, el equivalente a los veinticinco o los veintisiete años en el siglo XX y XXI. Graduada con honores, en la prestigiosa academia policial de Sigma Taurus XX, en la Vía Láctea, podía haber escogido cualquier destino en las fuerzas policiales pero se había decantado por la unidad de asesinos en serie y crimen organizado. Aunque la colonia era aún de construcción reciente, ya se había granjeado cierta reputación entre los criminales. Muchos de los que vivían en los bajos fondos la llamaban: "Espectro dorado ", en virtud a su melena rubia y su letal habilidad con las armas.